Por años, me sentí confundido por lo que veía como una dicotomía en las enseñanzas del Budismo de Nichiren Daishonin. En sus escrituras, Nichiren Daishonin nos asegura que, basados en nuestra práctica budista, disfrutaremos de “paz y seguridad” en esta existencia y de “buenas circunstancias” en la próxima (The Writings of Nichiren Daishonin, pág. 681). También dice que es debido a nuestras incontables acciones buenas en remoto pasado que podemos abrazar la fe en el Gohonzon en esta existencia.
Si fuese cierto que nuestra conexión con la Ley Mística de Nam-myoho-renge-kyo se extiende profundamente en el pasado infinito, tal como lo indican tanto el Sutra del Loto como Nichiren Daishonin, yo me preguntaba, ¿por qué tantos de mis amigos miembros de la SGI estaban luchando con dificultades y problemas tan extremos? ¿Dónde estaba la buena fortuna que, su supone, habían acumulado?
El capítulo “Maestro de la Ley” del Sutra del Loto ofrece una explicación profunda:
“Rey de la Medicina... debéis comprender que estas personas voluntariamente renuncian a la recompensa que merecen por sus acciones puras y, después de que yo haya entrado en la extinción, por misericordia hacia los seres vivientes, nacen en este mundo maligno para poder exponer ampliamente este sutra” (The Lotus Sutra, trad. Por Burton Watson, págs. 161-62).
En sus Comentarios sobre las palabras y frases del Sutra del Loto, el erudito budista chino Miao-lo utiliza la frase “crear deliberadamente el karma apropiado” (The Writings of Nichiren Daishonin, pág. 243) para describir este concepto.
En “La apertura de los ojos”, Nichiren Daishonin también trata este concepto:
“Cuanto más se ensañan conmigo las autoridades, mayor es mi alegría. Por ejemplo, hay ciertos bodhisattvas del Hinayana, aún sujetos a la ilusión, que generan sobre sí mismos un karma negativo a través de su propio juramento misericordioso. Si ven que su padre y su madre han caído en el estado de Infierno y se encuentran sufriendo de un modo atroz, ellos deliberadamente crean el karma apropiado en la esperanza de caer también en el Infierno para compartir su sufrimiento y cargarlo sobre sí mismos. De tal suerte, ellos encuentran alegría en el sufrimiento” (The Writings of Nichiren Daishonin, pág. 243).
Cuando el presidente de la SGI Ikeda visitó a Sonia Gandhi en la India, después del asesinato de su esposo, el primer ministro Rajiv Gandhi, le dijo a ella “Realmente espero que pueda cambiar su triste destino por una causa para realizar una importante misión en la India”. Esta conversación aparece reproducida en el libro The Wisdom of the Lotus Sutra, vol. 2 (pág. 84). Aquí también explica que la grandeza de Rajiv Gandhi surge de su amor por el pueblo de la India.
Él escribe: “Ni siquiera el bombardeo terrorista que le arrebató la vida (en mayo de 1991) pudo haber destruido el amor por el pueblo que ardía en el corazón de Rajiv Gandhi. Yo creo que el pueblo tiene una misión que realizar, que trasciende la vida y la muerte. Las vidas de las personas que abrazan una misión a la cual pueden dedicarse sinceramente y por la que incluso pueden estar deseando morir son sublimes” (The Wisdom of the Lotus Sutra, vol. 2, pág. 84).
Como practicantes del Budismo de Nichiren Daishonin lo más importante a recordar –especialmente cuando afrontamos dificultades y problemas– es que poseemos una profunda misión como Bodhisattvas de la Tierra. En lugar de ver nuestras circunstancias desafortunadas simplemente como “mal karma”, nuestros esfuerzos, independientemente de lo difíciles que sean, son en realidad el suelo donde debe enraizar nuestra gran misión.
“Ver los sufrimientos simplemente como karma es ”mirar hacia atrás”, escribe el presidente Ikeda en The Wisdom of the Lotus Sutra, vol. 2 (págs. 208-09). “Debemos tener la actitud de “Estos son sufrimientos que acepto por la causa de mi misión. Yo juré superar estos problemas mediante la fe”.
“Cuando entendemos este principio de ‘crear deliberadamente el karma apropiado’”, continúa él, “nuestra estructura mental se transforma; y lo que previamente habíamos visto como destino, llegamos a verlo como misión. No existe manera, en absoluto, para que no podamos superar los sufrimientos que son el resultado de un juramento que nosotros mismos hicimos”.
El problema es que si estamos ilusionados en nuestra visión de la vida y somos vencidos por las quejas y los sufrimientos como resultado de nuestros problemas, podemos olvidar nuestro juramento original de salvar a los demás superando nuestro sufrimiento. Y, entonces, podemos no ser capaces de conquistar tampoco nuestro propio sufrimiento.
En La nueva revolución humana, el presidente Ikeda habla a los miembros de la SGI de Brasil, muchos de los cuales eran desesperadamente pobres y se sentían aislados en un país nuevo y enorme, diciéndoles que además de sus esfuerzos tenaces, su “daimoku debe ser una promesa”.
“La oración en el Budismo de Nichiren Daishonin significa invocar daimoku basados en una promesa o juramento. En su esencia, esta promesa es lograr el kosen-rufu.
“Puede que cada uno de ustedes piense que ha venido al Brasil como resultado de sus respectivas circunstancias. Pero ese no es el caso. Ustedes han nacido como Bodhisattvas de la Tierra para lograr el kosen-rufu del Brasil, para conducir a las personas de este país hacia la felicidad y para crear un paraíso eterno en esta tierra. En verdad, han sido elegidos por Nichiren Daishonin para estar aquí” (La nueva revolución humana, vol. 1, págs. 300-01).
Sucede lo mismo con nosotros, independientemente de dónde vivamos o cuáles sean nuestras actuales circunstancias. Una vez que decidimos superar nuestros sufrimientos como una manera de ayudar a los demás a entender la grandiosidad de este Budismo y, de esa manera, conducir a tantas personas como sea posible hacia la felicidad, entonces estaremos cumpliendo el juramento misericordioso que nosotros mismos hicimos en el infinito pasado. Tomar esta clase de determinación y avanzar con coraje es lo más importante.
“Cuando se den cuenta de la gran misión que tienen como Bodhisattvas de la Tierra y dediquen su vida al kosen-rufu, empezará a brillar el sol que ha existido dentro de ustedes desde el tiempo sin comienzo. Todas las ofensas que han cometido en existencias pasadas se desvanecerán como el rocío y emprenderán una vida maravillosa, impregnada de honda alegría y felicidad.
(La nueva revolución humana, vol. 1, págs. 301).
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